sábado, 7 de noviembre de 2020

El duelo

In memorian

Adriana B. (1977-2020)



Apenas hace unas horas hablamos. Me contabas como había estado tu día, de lo orgullosa que estabas con seguir el tratamiento, los momentos que tu familia, después de tanto tiempo, comprendía tu situación y como sustancialmente comenzabas a perdonar. Principalmente la compañía con Lucía que habías conocido hace más de un año y que disfrutabas su compañía, inclusive contemplaste la posibilidad de formalizar una relación con ella hace algunos meses pero nunca mencionaste por qué no lo hiciste y siempre respeté tus silencios hasta que tu decidieras platicar sobre ello, ahora entiendo...

Durante el penúltimo mensaje, te leí y sentí alegría que poco a poco fueras superando esos años de violencia, de depresión, de enfermedad... pero tu último mensaje me dejó helado a pesar de mi fascinación por la muerte, redactaba cuando llegó, en automático estiré mi brazo al teléfono y lo desplegué, al leerlo me quedé fuera de sí por unos momentos y lo releeí, palabra por palabra como aquella vez que me preguntaste sobre de lo que trataba aquel libro de Francine Proust, te burlaste leyendo palabras y después marcando las sílabas. Leí de nuevo. Te envié mensajes por uno, otro y todos los servicios de mensajería que compartimos; ninguno llegó. Mi corazón de agolpó y activé la red de apoyo comenzando con tu hermana, la más amada por ti... Me confirmó la noticia, fue un golpe enorme, quedé abismado ¿por qué no me había dado cuenta? Después empecé a reconstruir lo hechos, la razón por la extendiste la conversación mucho más de lo habitual, de los temas que hablamos además de lo cotidiano, también de las grandes preocupaciones del ser humano: la vida, la muerte y el amor. Nos despedimos normalmente, como era costumbre, no hubo nada diferente, nada que me dijera algo más de lo que ocurriría después.

Apoyé a tu familia a través de tu hermana. La escuché y ví a través de videollamada, estaba destrozada. Le pregunté si Lucía ya le habían avisado, esa mujer, le percibía que te amaba con mucha intensidad; me dijo tu hermana que sí le informaron. Me despedí de ella y le comenté que estaría en contacto para el sepelio, tan lejos te fuiste a vivir, así convenía para tu tratamiento, que el adiós será a la distancia; eso me pesa. Ya en la soledad del momento, ahora yo necesito apoyo, generalmente eso no ocurre, el significado de mi nombre pesa mucho, de aquel que preferías más que el segundo o combinado, tal vez tengas razón cuando me decías que soy el aliento de muchos; no lo sé pero ahora yo necesito de eso. La última parte de tu mensaje, tu último deseo, lo estoy pensando aún, me otorgaste la elección de elegir y no sé si deba. Salgo un momento, decidiré más tarde.

Ya decidí, transcribo tu mensaje.

"Pepe, querido mío. Cuando recibas este mensaje ya no estaré presente, por lo menos mi cuerpo porque dicen que el alma, como en ocasiones hemos platicado, es eterna; así que, estaré viajando a otro lugar, no sé a dónde pero ya me iré. Sé que no lo esperabas, pido disculpas por lo que te estoy haciendo sentir en estos momentos pero ya esto es insorportable y no puedo más, por eso mi decisión. Lo pensé por mucho tiempo y realmente creo que no se dieron cuenta de mis intenciones porque solo tres personas son con las que me siento bien, una gran alegría convivir con ustedes y en esos momentos no había por qué preocuparse, uno de ellos eres tú, las otras dos son Vero y Lucía, ¡Ay, Lucía! Mi pequeña Lucía, la amo tanto que no quise que sufriera por mi enfermedad por nada del mundo, al final tampoco lo soportaría y con el tiempo se alejaría, tampoco yo podría haberlo resistido si pasara eso. Ya les he mandado mensaje, esa característica que me enseñaste del Telegram es maravillosa y conveniente para lo que haré, programar el mensaje me da la oportunidad de despedirme de las tres personas más importantes en mi vida: Vero, Lucía y Tú.

"Gracias Pepe por ese apoyo incondicional, has sido un gran soporte durante todos estos años, una gran persona, un buen hombre, noble, sensible, raro, esto es indiscutible, humano como en tu modificación al Canto V del Maldoror y que usas como lema, especial tanto que si no tuviera preferencia por las mujeres te hubiera conquistado, sé que no te gusta esa palabra pero conquistarte es la palabra correcta, no por lo que hay que alcanzar sino por la actitud que se debe tomar contigo, por eso muchas mujeres sienten que no pueden: esperan ser conquistadas, no conquistar. Ya vendrá quien te conquiste, si no es que ya llegó, ese inusual aumento de sensibilidad en los últimos meses me da mucha sospecha pero no dices nada, adoro tu discreción y tu respeto a los silencios, eso es propio de ti pero también tus silencios, muchos te considerarían de cuidado solo hasta que deciden conocerte mejor, son pocos y me agrada ser una de esas personas. Mi amigo, mi confidente, aunque para este evento que ocurrirá no, eso no quiere decir que no lo has sido, gracias, gracias, muchas gracias por todo.

"Ya solo me falta una cosa, aportarte algo más. Sé que el dolor te va acompañar en el momento que recibas este mensaje y sé que todos tus sentimientos los vuelcas en la escritura, deseo, si también así lo quieres, lo que escribas en tu proceso de duelo incluyas este mensaje. ¿Las razones? Tal vez no con "el peso argumentativo suficiente", utilizando tus propias palabras, pero sí con unas ideas básicas: la primera, lo que escribas necesita ser contextualizado y ese mensaje tiene esa función para que no quede incompleto (leí todos los libros sobre escritura que me compartiste); segundo, que las personas sepan que eres un gran amigo que me acompañó en los momentos más oscuros y siempre buscó que no cayera más abajo, eso no quiere decir que fallaste, lo que ocurrirá es mi decisión, otra cosa que me gusta de ti es ese respeto por la decisión de otros a no ser que se esté en peligro como en muchas ocasiones me pasó y estuviste ahí, por eso no te incluí en esto último, hubieras hecho lo imposible por evitar que ocurriera; tercero, nunca escribiste para mí, eso creo que lo tienes reservado para algunas personas, muy probablemente especialmente a una, no me molesta, por eso te estoy "obligando", aunque he dicho que si tu quieres, y pueda trascender en tus palabras, será un último regalo para mí aunque deseo que sólo se incluya mi nombre y tal vez la inicial de mi apellido, ya lo decidirás si incluyes este mensaje.

"Debo despedirme ya. Gracias Pepe por todo, muchas gracias, eres una de las tres personas que he amado mucho, están en mi corazón tú, Vero y Lucía.

"Tu amiga eterna, Adriana".

Tus palabras están incluidas. Buen viaje por el río Adriana, algún día nos encontraremos de nuevo.
 

 José Daniel Guerrero Gálvez
 Oquitzin Azcatl

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