viernes, 31 de enero de 2020

¡Ganó el avión presidencial!

Relato para el concurso De ficción a ficción convocado por Letras Libres el 17 de enero de 2020.

I

Cuando despertó, descubrió que había ganado el avión presidencial. No podía creerlo, volvió a leer el mensaje que le envió un amigo avisando sobre el número ganador. Se levantó con sumo cuidado y abrió el cajón donde guardó el billete. Efectivamente, era el número, no había duda. Lo guardó de nuevo, hasta el fondo, cuidando que la ropa lo cubriera bien. Siempre jugó a la lotería y a los pronósticos, nunca se había sacado más que reintegros pero ahora le pegó al gordo con el avión presidencial. Era como ganarse el pavo de fin de año o la despensa de la empresa... qué haría con ese aparato, ¿rifarlo? Se rió silenciosamente.

— ¡Jorge, ya casi está el desayuno! —Se escuchó gritar a Sandra, su esposa.

— ¡Voy!

Salió de la habitación, en pocos pasos se encontró en el comedor, ahí ya se encontraban Alicia, Óscar y el pequeño Diego, sus hijos. Los saluda pero apenas responden, los dos más grandes embebidos en los teléfonos celulares y el pequeño de dos años entretenido con el plato y la cuchara. Él continúa hacia la cocina donde está Sandra, su esposa.

—Buenos días. ¿Cómo amaneciste? —le besa en la mejilla.

—Bien. Gracias. Buenos días —Sandra lo voltea ver— ¿qué tienes? Tu cara de preocupación. ¿Pasa algo?

—Nada, nada.

—¿Nada? Siempre me dices que decir nada es decirlo todo.

La observa, la hace una mueca, toma lo platos y se dirige al comedor. Mientras los coloca, Sandra llega con la cacerola del desayuno y comienza a servir.

—Entonces, ¿qué tienes? —De nuevo pregunta Sandra.

—Nada —responde Jorge.

Óscar golpea a su hermana haciéndole un ademán con el rostro a que atendiera a sus padres. Alicia, observa a su hermano y después a Jorge y a Sandra, ambos guardan sus celulares.

—Esto se va a poner bueno —dice Óscar en voz baja.

—Te apuesto un peso a que gana mamá —le comenta Alicia a Óscar.

Sandra termina de servir y se sienta. Suena la notificación de mensaje del teléfono de Jorge. Lo abre, lo lee y deja el celular en la mesa.

—Jorge, si en serio no es nada porque la cara de preocupación al leer el mensaje. ¿De quién es?

—De Miguel, un compañero de trabajo, quiere que le dé una información —responde.

—¿Y esa información te produce esa preocupación? —pregunta Sandra.

—Sí —Jorge guarda silencio y continua— es el número de un boleto de lotería... el del avión presidencial.

—¡Ay no ma... nos ganamos el avión presidencial! —exclama Óscar.

—¡Qué! —exclama también Alicia.

El pequeño Diego los observa y sigue jugando con su comida. Sandra y Jorge, los ven apenas reconociendo lo que acaban de decir y vuelven a su conversación.

—¿Cuándo lo compraste y por qué no me dijiste? —reclama Sandra.

—Fue sin pensar. Me dejé llevar por la inercia de los compañeros, el juego y bueno, como siempre compro sin comentar que lo hice pues no te dije —respondió Jorge.

—¿Y dónde está el boleto?

—En el cajón de la ropa interior, en el fondo —responde Jorge.

—De mi lado o de tu lado.

—De tu lado.

—¿De mi lado? ¿Por qué ahí? —responde Sandra y se dirige a la recámara.

—Creo que papá está evadiendo la realidad de haber ganado el avión presidencial —comenta Alicia

—Ahora tú, muy psicóloga —le dice Óscar a Alicia en torno de burla.

—¡Claro! La ventaja de pertenecer a varias páginas de psicología en las redes —dice Alicia con aire triunfante.

Sandra regresa, lentamente camina con el billete de lotería en la mano y celular en la otra hasta llegar al comedor.

—Efectivamente, ganaste el avión presidencial.

—Te digo —le responde Jorge.

—Y ahora qué vamos a hacer —dice Óscar.

—Bueno antes que todo hay que considerar que papa es un amlover reprimido — comenta Alicia. Óscar ríe sarcásticamente.

Sandra y Jorge la voltean a ver, la reprenden con los ojos. Alicia queda en silencio.

—Papá Lover —se escucha decir a Diego que en toda esta situación estaba ignorado en la periquera con su desayuno. Alicia y Óscar sueltan la carcajada mientras Sandra se acerca para verlo y mientras Jorge la observa, mueve la cabeza.

—En eso tiene razón Alicia —dice Sandra— tú no estás de acuerdo con este gobierno, ¿por qué comprar el billete?

—Me pareció buena idea y solidaridad, simplemente —contesta Jorge.

—Definitivamente papá es un amlover —le dice Óscar en voz baja a Alicia. Ella lo ve y levanta su dedo pulgar.

—¿Solidaridad? —replica Sandra.

—Sí, mamá. El presidente Lázaro Cárdenas hizo lo mismo, solicitó apoyo a la población para comprar Petróleos Mexicanos —dijo Óscar con aire de solemnidad.

—Ay sí, tú muy historiador —le dice Alicia en tono burlón.

—Claro, la ventaja de seguir páginas de historia en las redes —le dice con aire de triunfo.

—Como sea —interrumpe Sandra —¿qué vamos a hacer con el avión?

—No sé. ¿Venderlo? —responde Jorge.

—Jorge, si el gobierno no logró venderlo, ¿crees que nosotros sí?

—Sí, lo sé —reconoce Jorge.

—De dónde vamos a sacar para el mantenimiento, el hangar, los pilotos, el combustible y no sé qué otras cosas necesita ese aparato. Vivimos en un multifamiliar, ni cajón de estacionamiento tenemos, irónicamente tenemos un avión —dice molesta Sandra. Hay silencio.

Óscar se dirige a la ventana movido por la curiosidad del ruido inusual en la calle, ve a través y dice.

—¡Papá! ¿A quién le dijiste que ganaste el avión presidencial?

—A nadie. Solo comenté a los compañeros que compré el billete después que pasé al expendio, aquí en la esquina... —se queda pensando— ¡no puede ser! —se dirige a la ventana, detrás de él Sandra y Alicia, exclama— ya me llevó la ... —Jorge se aleja de la ventana, enojado, se dirige a la recámara.

Sandra, Óscar y Alicia siguen viendo hacia fuera y de pronto Alicia pregunta.

—¿Por qué aparecen tres puntos suspensivos cuando papá..? —Sandra la interrumpe.

—Se llama autocensura relacionado con lo políticamente correcto y la libertad de expresión; no solo se da entre las personas, es una práctica en cualquier medio de comunicación.

—¿Cómo sabes? —pregunta Óscar.

—Televisión cultural, las noticias y la mañanera —los queda viendo— no se atrevan a decir algo, no serán nada agradables las consecuencias. —Los dos muchachos quedaron callados ante la advertencia. Sandra sigue observando a través de la ventana—. Creo que su papá ya es famoso.

Suena el timbre, Sandra se aleja de la ventana y se dirige a la puerta para abrirla. Al hacerlo, dos hombres se presentan.

—Somos representantes del gobierno y tenemos la certeza que su familia fue ganadora del avión presidencial ¿Esta es la casa de la familia Guajardo?

—Sí —responde Sandra. Óscar y Alicia se encuentran detrás de ella, observando. El pequeño Diego, sigue jugando con su comida en la periquera.

—¿Tiene el billete ganador?

—Sí —de nuevo responde Sandra. En ese momento sale Jorge, al observar a los dos visitantes, de inmediato deduce y solo exclama.

—Me lleva de nuevo la ... —Alicia y Óscar se ven entre sí.

—Sr. Guajardo —dice uno de los representantes— nos gustaría que usted y su familia nos acompañaran al acto previsto para el ganador del avión presidencial, el transporte nos espera.

II

La familia Guajardo se encuentra en el sofá frente al televisor. Sandra con el pequeño Diego en brazos duermen a un costado de Jorge; del otro lado se encuentran Alicia y Óscar también durmiendo. Las noticias hacen el recuento del acto de entrega simbólica del avión presidencial.

—Con esto, se recupera el valor y se cumple el compromiso... —se escucha en el televisor.

—Claro, transfirieron la responsabilidad a otro —dice molesto Jorge.

—La sensación fue el pequeño Diego que se refirió a su papá como papá lover.

—No me la voy a acabar en el trabajo —espeta de nuevo Jorge.

—Yo no entiendo porque compraste el billete si odias a este gobierno —se escucha decir a Sandra mientras se acomoda en el hombro de su marido. Jorge suspira de resignación.

—En estos momentos la Secretaría de Hacienda informa que llegó una solicitud de compra para el avión.

Sandra abre los ojos, ve al televisor y dice.

—Suena a complot —vuelve a acomodarse. Jorge de nuevo suspira de resignación.

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Ollin Tlatoa por José Daniel Guerrero Gálvez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
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