Despedida

Seis de octubre, hoy es tu cumpleaños, te puse un pan de elote y un café así como te gustaba, hace tiempo que lo celebro solo, nadie me acompaña más que tu recuerdo y principalmente de aquella vez en el último día de tu vida, acomodaba las almohadas y las cobijas para que estuvieras más cómoda, me sorprendiste con la palma de tu mano en mi mejilla y tus ojos mirándome que al verlos inmediatamente te respondí. 

—No te preocupes mamita preciosa, estaré bien, será difícil pero lo estaré, yo también te amo. 

Así me despedí de ti mamá a unas cuantas horas de tu fallecimiento.

Café de madrugada

Despierta y ve el reloj sobre el buró, es de madrugada, la misma hora sin importar el momento en que se duerme. Se levanta, sale de la habitación, se dirige a la cocina, comienza a preparar el café a una manera de hacerlo de olla utilizando la cafetera eléctrica. Coloca el piloncillo y la canela en la jarra, el café en la canastilla y agua suficiente para doce tazas. Nunca se sabe si llegarán visitas inesperadas. 

Enciende el aparato y se escucha como el agua comienza a subir hacia el filtro y cae en pequeños chorros dentro de la jarra. Solo hay que esperar, circunstancia que en algunas ocasiones es agobiante. ¿Lo es ahora? Solo quiere beber una taza de café en la madrugada. Mientras espera, se abstrae en sus propios pensamientos, recorriendo los pasillos de su mente, los abandona cuando se percata que el café, está listo. Toma una taza, se sirve y se sumerge de nuevo en el discernimiento de la vida hasta que el sueño toque el alba del día. 

Misterio

Tu nombre como el de la musa 

que del jardin nace como flor. Fuí jardinero de aquel que en el centro estabas tú y en mi corazón escribí que eres el más bello elogio de este edén llamado vida. Con el tiempo, en el secreto que guarda mi alma, el misterio solo se revela a través de la exaltación del amor propuesto.

¿Me has leído?

¿Cuando me dejaste de leer? Tal vez nunca te interesó o solo pasaste tus ojos sin comprender ninguna palabra como aquellas personas que aún están adquiriendo el hábito. Tanto te escribí y no leíste la profundidad de mis palabras; ahora ya es tarde, no puedo tenerte a pesar del deseo de amarte.