Nostalgias

 —¿Cuánta falta me haces? —me dije en voz alta en la penumbra de aquella habitación apenas alumbrada por aquella lámpara, herencia de mi madre. 

No es la nostalgia de alguna mujer, ausente, por venir o marchada, como podría suponerse. El romanticismo o más bien, lo erótico estaba en lo que dejé de hacer y, hace bien. Me hacía falta escribir, dibujar mis pensamientos con puño y letra para interpretar el mundo a través de mi escritura. Esta nostalgia me invade en esta amarga soledad visual.

Comentarios