Un haiku cero


Alguna vez hubo un haiku cero en el lejano tiempo pasado. Ahí, enarbolando a sus predecesores, indicaría el camino de la catarsis del mortal y desusado... escribiente. Buscando entre tramas revueltas de bits algunos hombres en el pantano, apareció y reveló un tiempo, un momento donde la espiral produjo una inflexión, cambiando el trayecto hacia lo que en ese instante podría haber sido una profecía: la ausencia en aquella tarde, en silencio, hacia el alejamiento. 

En este tiempo presente, su vista devuelve una mirada que apenas dura un poco menos de tres veces tres, observa sus pies, con su mochila a la espalda, saca de su bolsillo una brújula y un mapa, los revisa, de nuevo los regresa a su lugar, levanta la vista, se ajusta el sombrero y reanuda su camino hacia un horizonte.

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