Eres perfecta

Observaba como sus cabellos reflejaban la rebeldía de su carácter, sonreía admirándolos. Sus ojos marrones donde se perdía cada día con solo mirarlos, los leía detenidamente en cada expresión de su alma y él sonreía. Su personalidad tan humana, llena de claroscuros, de gran nobleza, de ímpetu sin igual, para muchos extraña pero para él, excepcional. Él sonreía y la escuchaba con suma atención. En un momento, la tomó de las manos, mirando a sus ojos, acariciándola tiernamente con los suyos, le dijo: eres perfecta.

Comentarios