viernes, 17 de diciembre de 2010

Los pueblos indígenas de México hoy, en un Estado pluricultural: idea de una pedagogía intercultural

Preámbulo

Preámbulo, sinónimo de exordio, es la intención que tiene un texto para preparar el ánimo y excitar la atención. Eso es precisamente lo que se busca, introducir al lector en una problemática que por demás, ha existido a lo largo de más de 500 años: la situación del indígena hoy en México. Como tal, implica de manera categórica, realizar un acto de consciencia sobre los aspectos relacionados con los conceptos que se requieren para un amplio trabajo de estudio de esta problemática con el fin de generar soluciones concretas sobre los problemas actuales de los pueblos indígenas. Estos conceptos, como el Estado, Nación, indio, laicidad, modelos económicos, lengua, pluralidad, libertad, equidad y diversidad entre otros más, son los aspectos que conforman un objeto de estudio más delimitado relacionado con el estudio de la problemática indígena, lo cual requerirá, como ya se mencionó antes, de una línea de investigación amplia. Este trabajo no pretende más que colocar en la discusión, aspectos fundamentales en la construcción pedagógica de una educación integral donde mestizos e indígenas confluyan en el desarrollo de los territorios que conforman México. Requiere estar fundamentada en el sujeto pedagógico; es decir, en el individuo que no importando su cultura, se conforma en grupos desarrollando nuevas relaciones que sustenten la idea de inclusión. Esta noción ha surgido del análisis de las obras de algunos autores donde se ha buscado concordar a través de la reflexión en un punto de partida donde se fundamente los conceptos necesarios para encontrar un camino en la solución de la problemática indígena hacia la construcción de un México pluricultural.

Con base en ésto, la organización de la argumentación que se presenta al lector está dividida en dos partes. La primera se hace referencia al contexto de la problemática indígena en una sintesis histórica de la condición del indio desde el siglo XVI y posteriormente, a la actualidad de la problemática. En el segundo apartado se busca definir, con base en diversos autores, las nociones que permitan comprender y construir al sujeto pedagógico desde una propuesta teórica pedagógica e intercultural que funcione primero como transición de una sociedad hegemónica a una sociedad pluricultural y su posterior consolidación.

El hoy de México

El descubrimiento de América trae consigo una serie de formulaciones tanto conceptuales como prácticas en la forma de percibir el mundo en el siglo XVI. Más que descubrimiento, Carlos Montemayor (2008) menciona que el concepto más adecuado para describir este hecho histórico, es la invención de América pues “... está más cerca del complejo proceso que empezó a modificar el mundo a partir del reconocimiento de la entidad geográfica y política que hoy llamamos continente americano” (p. 23). Este cambio de término implica una construcción del espacio y definición de la población de América fundamentado en las propias creencias y experiencias de los involucrados, tranformando de manera radical el concepto de humanidad. Los españoles consideraron al Continente Americano como un territorio con una riqueza material que se convertiría en tierra de saqueo; de los habitantes, riqueza humana de esta tierra, comenzó un proceso donde han vivido situaciones desfavorables, desde la idea que si son seres humanos hasta su no existencia sin dejar de considerar las diversas valoraciones que son constantes a lo largo de este tiempo, algunas de ellas la discriminación y el prejuicio derivado de su cultura que es aún “... desconocida; sigue sin ser descubierta. Incluso se le sigue llamando a esta población con un nombre equivocado: los indios” (Montemayor, 2008, p. 27).

Las diversas posturas del indio a través de la historia de México se han manifestado bajo diversas formas que ha configurado la relación que tuvieron estos pueblos indígenas primero con los españoles y después con los mestizos pero indudablemente el encuentro de estos pueblos desde una perspectiva cultural, base de todo el conflicto ha devenido en problemática en los periodos de La Colonia manteniéndose en La Independencia, posteriormente en La Reforma, La Revolución, la Unidad Nacional hasta nuestros tiempos donde las estructuras políticas, sociales y ecónomicas representadas por el neoliberalismo y el capitalismo financiero son incompatibles son las culturas indígenas; la cultura occidental en su último estadío es una hegemonía que ahoga la posibilidad de una verdadera convivencia cultural. En estos tiempos, la cultura occidental postmoderna desea ser la única que determine el destino del ser humano; para las culturas indígenas sólo existen dos alternativas: perecer o ser asimiladas.

Las estructuras culturales son diferentes para cada país aunque existe una matriz cultural base en que se desarrollan sus diversas variantes. Esta matriz es la cultura occidental que va variando con respecto a regiones específicas; a su vez, varían con respecto a territorios específicos identificados como países, que determinan la identidad geográfica y las estructuras sociales en todos los niveles derivadas de las relaciones de las personas que conforman el país pero manteniendo similitudes profundas de los pueblos originarios, que en algún momento se habrían conformado como naciones. La nación como la concibe Luis Villoro (1998) reune cuatro características: idiosincrasia; pertenencia; tradición y proyecto y; espacio (pp. 13-16). El grado de cada una de éstas determina si un grupo humano se categoriza como nación o bien, como etnia (Villoro, 1998, pp. 20-21). Considerando ésto, México no se conforma como una nación sino como un grupo de éstas en diversos grados.

Otro concepto relacionado con el estudio que se aborda en este escrito, es el Estado. Villoro lo define como “... un poder político que se ejerce sobre uno o varios pueblos, o bien sobre un parte de un pueblo” (1998, p. 21). La relación entre la Nación y el Estado es un punto crucial para entender como en México se relacionan cada uno de las grupos indígenas con el grupo mestizo que sustenta la cultura hegemónica, relación excluyente debido al proyecto de homogeneidad; característica, como menciona Villoro, derivada de los países que provienen de un periodo de colonización (p. 32). A razón de estas características comienza un proceso de construcción de la nación mexicana desde el periodo independentista donde los criollos construyen su propia identidad con base en la creación de un nuevo Estado basado en el poder político y que sólo se pospone por los acontecimientos de la Revolución Mexicana y sus consecuencias, entre 1910 a 1940; en este último año se retoma de nuevo la conformación del Estado con el objetivo de asegurar su permanencia y llegando a nuestros días donde “el nuevo Estado se ve forzado entonces a mantener una unidad mediante el dominio de una etnia frente a las demás” (Villoro, p. 33). El Estado se entroniza, desarraigado de la culturas existentes y en el poder, el grupo que ha conformado el Estado excluye e impone su organización en todos los aspectos de la sociedad tomando como campo de acción y de batalla, la cultura.

¿Cuál es la relación del Estado con los pueblos indígenas? En México, el Estado se ha construído a través del nacionalismo, su lógica “ ... establece que toda nacionalidad tiene derecho a acceder a un Estado propio” (Villoro, p. 33). Aspecto preocupante para la permanencia del Estado Mexicano pues los pueblos indígenas que poseen las características de una nación pueden constituir un Estado autónomo e independiente, lo cual pondría en problemas su legitimidad. Una de las razones por la que el Estado Mexicano ha mantenido con reserva, en ocasiones descarada, la posibilidad de elevar al indígena como un sujeto de derecho, como han sido recomendados o ganados por la lucha en terrenos políticos y militares, por acuerdos o convenios referentes al tema indígena, particularmente Los Acuerdos de San Andrés[1] y el Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes,[2] porque la misma lógica que fundamenta al nacionalismo: “... cada nacionalidad exige construir un Estado – Nación independiente” (Villoro, p. 33) tiende a ser retroactiva al Estado dominante; existe con ésto, la posibilidad en muchos de los pueblos indígenas en México, que siendo una nación puedan constituir un Estado – Nación propio. Así que la mejor forma de mantener íntegro el Estado Mexicano es manteniendo y empujando al indígena a una situación de asistencia social y de pobreza en sus diferentes grados, que en ocasiones pareciera indicar de manera sutil, una posibilidad de exterminio.

La constitución de un Estado plural que provenga de un Estado hegemónico implica una reflexión profunda, filosófica sobre el estado en que se encuentra un país tanto social, económica, política y principalmente culturalmente. Es en este campo donde la lucha de los pueblos indígenas se libra y también, donde la filosofía contiende las ideas de pluralidad y, considerando las palabras de Eduardo Nicol (1972): “La Filosofía es Pedagogía” (p. 320). Ésto determina que la pedagogía como ciencia humanista también debe afrontar con urgencia, la problemática indígena y sus aspectos relacionados.

La idea de una pedagogía intercultural

La idea de una construcción de una pedagogía intercultural determina primero, definir lo que la pedagogía desde su campo de estudio puede ofrecer para construir una educación que no se enmarque en las posibilidades de una homogeneidad del ser humano y sí, en una diversidad de pensamiento que permita enriquecer las posibilidades de una educación plural. Para ello, se debe tener claro la amplitud que tiene la pedagogía como campo disciplinario en sus diversas dimensiones.

Se afirma que la “Filosofía es pedagogía” citando las palabras de Eduardo Nicol pero ¿eso bastará? Desde una visión más amplia la pedagogía, en su caracter interdisciplinario determina la diversidad de métodos y perspectivas de estudio de la educación donde ofrece, según Sanvisens (1992), una dimensión empírica y científica y una dimensión racional o filosófica que derivan para la primera, hacia un método empírico – experimental y; en la segunda, a un método discurso – racional. En un sentido teórico – práctico, la pedagogía tiene tres dimensiones: ciéntífico – filosófica como fundamentadora; tecnológica como un mediador y; praxiológica como parte de su aplicación (pág. 30). Así, desde una perspectiva más amplia, nos dice Sanvisens:
... la pedagogía es, como saber, una ciencia humana de caracter teórico – pŕactico y normativo – conductivo, con un objeto de estudio (la educación), con una metodología interdisciplinar y con una sistematización tendente a conseguir resultados prácticos y de desarrollo evolutivo en el campo humano, social y cultural (pág. 31).
Bajo estas consideraciones, la posibilidad de construir una pedagogía intercultural es factible pero no viable. ¿Cuál es la razón de ésto? Esta pedagogía estaría construyéndose desde una sola perspectiva cultural: la occidental; excluyendo a las demás culturas. En una sociedad plural, eso es inadmisible.

Las palabras de Eduardo Nicol (1972) se hacen de nuevo presentes y junto a la definición de Pedagogia de Sanvisens (1992) se puede partir para dar el primer paso y lograr una verdadera pedagogía intercultural; ésto es, comenzando desde la dimensión científico – filosófica de la pedagogía que fundamente los conceptos necesarios para su construcción pero acompañada en la misma dimensión, desde la perspectivas culturales de los pueblos indígenas. No se puede construir una pedagogía entre culturas sino existe, además de una interdisciplinariedad, el componente intercultural necesario para construcción pedagógica en la escuela y una vinculación muy estrecha con la comunidad, extendiéndose a otras instituciones educativas en todos sus niveles internos; en pocas palabras, el Sistema Educativo Mexicano deberá abandonar su esquema prescriptivo para trasladar los nuevos valores que servirán de base en la transmutación, hacia un sistema educativo pluricultural que no la conformarán estudiantes pasivos sino independientes y autónomos, característica que sólo de observa en alumnos que se desarrollan desde hace tiempo en una de las modalidades educativas que aunque se consideran de reciente formulación ya tiene tiempo en el ámbito educativo, pero que han sido relegadas por la educación presencial y prescriptiva; esta modalidad es la educación abierta y a distancia la cual a complementado a otras modalidades de manera bastante eficiente.

El componente intercultural nace de la inclusión y sólo se puede realizar a través una comunicación eficiente. Las ideas que surgen y se construyen de la comunicación humana entre culturas enriquecen en gran manera una pedagogía intercultural y servirán como fundamento en las construcciones sociales necesarias para lograr una sociedad plural. Para eso, los objetos culturales servirán como medios de intercambio de ideas, enriqueciendo a las propias culturas en la dinámica de la pluralidad; uno de éstos objetos, promotor de la comunicación, es la lengua: el más importante vehículo de interculturalidad.

Lenguaje y lengua son dos términos lingüísticos estrechamente relacionados con la cultura determinan, la primera una “... herramienta indispensable para que se lleve a efecto la relación social” (Nájera Sepúlveda, 1991, p. 28); la segunda es la posibilidad de “... transmitir de manera óptima los pensamientos” (ibídem, p. 30) y por tanto la manifestación por excelencia de la cultura. Bajo estas premisas, la lengua como elemento de identidad y objeto de cultura confirma su condición de ser el medio de comunicación indispensable entre los pueblos. Pero existen algunas consideraciones importantes en torno a la lengua y su función comunicadora: la barrera de comunicación.

Superar las barreras que las lenguas producen, no es nada sencillo y es un problema muy antiguo, mucho por las características de su propia naturaleza que deriva de la diversidad de idiomas, de su factor dominante y de la transmisión del conocimiento. La existencia de una diversidad de idiomas permite poseer una amplia variedad de posibilidades de pensamiento sobre algún tema y más que negativas, son factores positivos para la pluralidad; en cuanto a la transmisión de conocimiento, éste es un producto social bien conocido por todo ser humano: la educación; también un factor positivo para cualquier cultura. Es el factor dominante de la lengua es la que influye de manera negativa en los aspectos antes mencionados y los ubica, no en una posibilidad de enriquecimiento de pensamiento de las culturas que se encuentran sino en una barrera descomunal que en su fundamentalismo extremo genera violencia y una, muy alta probabilidad de exterminio de alguna de las partes involucradas.

El problema del factor de dominación de una lengua radica en la naturaleza y la identificación de un grupo de individuos a una colectividad específica que tiene como consecuencia el empoderamiento de la lengua (Guerrero Gálvez, 2010), una característica particular de las lenguas que son naturales; es decir, que provienen del lenguaje humano a través de la propia evolución humana desde su origen. Ahora bien si esta lengua en lugar de ser natural es artificial, el primer aspecto que debe cumplir es la de ser neutral para socavar el factor de empoderamiento además de racional y universal para lograr comunicar “... nuestro patrimonio cultural con el patrimonio del vecino” (Oriol Angera en Nájera Sepúlveda, 1991, p. 14). Una lengua artificial o más adecuadamente, planificada es una opción real para lograr una comunicación intercultural:
Una lengua planificada que tiene el objetivo de ser un auxiliar resolvería o por lo menos así lo pareciera el problema de la comunicación entre pueblos. Si así fuera, México tendría más de 80 lenguas y sus variantes dialectales como idiomas oficiales, una lengua auxiliar que no es de nadie sino de todos y la posibilidad de una verdadera educación bilingüe e intercultural (Guerrero Gálvez, 2010).
El uso de una lengua planificada dentro del Sistema Educativo Mexicano permitiría la libre expresión de las ideas sin el peso que doblega a las consciencias, siempre y cuando, ésta fuera lo sufientemente madura para lograr una comunicación eficiente, característica imprescindible para una escuela y una sociedad plural en lugar de la homogeneidad y hegemonía que muestran las sociedades actuales y sus instituciones.[3]

Para comenzar a construir una pedagogía intercultural, se requiere de una política educativa que sea capaz de transformar la organización de una institución educativa incorporando como un punto clave la lengua bajo las características de ser planificada con las características anteriormente mencionadas (neutral, racional y universal), para que permita a través de la comunicación el libre flujo de ideas, de pensamientos entre culturas. Ésto enriquecería de manera importante el entendimiento del mundo, de las formas de vida, de las concepciones, de los valores de las culturas, compartirlas y desarrollarlas para el engrandecimiento y prosperidad de los pueblos; en pocas palabras, lograr una sociedad pluricultural. Aun así, existirá una idea que una lengua planificada como puente en la comunicación entre culturas es bastante discutible y posiblemente idílica pero no se puede negar que es una opción ante la problemática de la barrera linguística y que los hablantes de las lenguas planificadas  podrían ofrecer una experiencia enriquecedora en la conformación de un Estado plural considerando que la lengua es la base de la comunicación humana.

Notas

[1] Disponible en http://www.redindigena.net/leyes/mex/docs/chia/sanandres.
[2] Disponible en http://www.ilo.org/ilolex/cgi-lex/convds.pl?C169.
[3] De entre todas las lenguas planificadas, el Esperanto es, en particular, una opción real para servir como puente de comunicación eficiente. Promovida por la Asociación Universal de Esperanto (UEA) y avalada por Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y con una existencia de más de 100 años (su creación fue en 1887), sus objetivos son: a) aumentar el uso de la lengua internacional Esperanto; b) actuar por la solución del problema lingüístico en las relaciones internacionales y facilitar la comunicación internacional; c) facilitar todo tipo de relaciones (materiales y espirituales) entre los seres humanos, más allá de diferencias de nacimiento, raza, sexo, religión, política o lengua; d) acrecentar entre sus miembros un fuerte sentimiento de solidaridad, y desarrollar en ellos la comprensión y estima por otros pueblos. Particularmente en México, sólo existen 56 miembros de esta asociación, según datos de la misma UEA (http://uea.org/landoj/ameriko/meksiko.html, actualizada el 5 de diciembre de 2010). El sitio Web de la Asociación Universal de Esperanto se encuentra en http://uea.org/ y la Federación Mexicana de Esperanto en http://www.esperanto-mexico.

Bibliografía

Guerrero Gálvez, J. D. (2010). Educación y Esperanto. Revista Kya! Itinerantes, 1. Disponible en http://revistakya.wordpress.com/2010/05/28/educacion-y-esperanto/

Montemayor, C. (2008). Los pueblos indios de México. Evolución histórica de su concepto y realidad social. México: Mondadori.

Nájera Sepúlveda, M. I. (1991). Esperanto y comunicación humana. México: Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias – Universidad Nacional Autónoma de México.

Nicol, E. (1972). El porvenir de la Filosofía. México: Fondo de Cultura Económica.

Sanvisens, A. (1992). Introducción a la Pedagogía. Barcelona: Barcanova.

Villoro, L. (1998). Estado Plural, Pluralidad de Culturas. México: Paidós, Universidad Nacional Autónoma de México - Facultad de Filosofía y Letras.
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Ollin Tlatoa por José Daniel Guerrero Gálvez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
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