sábado, 13 de diciembre de 2008

Discurso a la segunda generación de graduados de CCPM pronunciado el día 12 de diciembre de 2008 por José Daniel Guerrero Gálvez

Buenas tardes a todos. Es muy agradable tener a todos presentes en este día para celebrar la graduación de una nueva generación de alumnos que nuestra escuela a preparado a lo largo de más de dos años. Bienvenidos.

Las palabras que les dirigiré son breves y por demás buscan no sólo felicitarles por el logro alcanzado en sus estudios de computación sino en alentarlos en la continuación de éstos que necesariamente no tienen que ser dentro del ámbito de las Tecnologías de información y Comunicación que más de una capacitación ha llegado a trastocar la forma como percibimos al mundo y la relación que llevamos con éste. Por supuesto, ésto genera problemas pero digánme qué generación a lo largo de la historia del hombre no ha tenido problemas propios de su espacio y tiempo histórico. Por eso somos la especie pensante, no conozco otra hasta este momento; tal vez en el futuro, uno nunca sabe.

Pero esa condición de ser pensantes implica no sólo la libertad de elegir sino la responsabilidad que conlleva en prepararse cada día, entre otras cosas más. Sí, han terminado sus carreras pero ¿eso bastará? y parafraseando a Edgar Allan Poe, "sólo eso y nada más". Más que una afirmación deberíamos encerrar esta frase entre signos de interrogación, cambia todo el sentido a una pregunta que cada uno de los que estamos aquí presentes, sin excepción deberíamos hacernos: ¿Sólo eso y nada más? Es con esta pregunta que me interesa que reflexionemos pues a todos nos toca nuestra parte en este asunto.

Hace años en una graduación en la cual estuve presente, así como ustedes, sentado, escuchando las palabras del entonces director de la Facultad (que me disculparán si no son textuales, a mi edad es más frecuente que erija monumentos a Alzheimer aunque también considero digno de un un estudio psicoanálitico esta perdida de memoria, o de espanto aludiendo al Dr. Nestor Braunstein pero, eso será otra historia). El director, como decía, nos mencionaba que había dos carreras que inevitablemente las teníamos perdidas: la de la vida y la de la tecnología. La vida que inevitablemente se va con el tiempo y que si no administramos bien de pronto nos damos cuenta que han pasado los años en la que no hemos hecho nada por nosotros, ni por los demás; el de la tecnología, tan dinámica como desde sus orígenes se ha caracterizado, es imposible saber lo último que ha producido, sólo podemos seguir sus avances sin llegar a emparejarnos con ella y les diré que a pesar de ésto, no debemos dejar perderla de vista pues en nuestras sociedades atrasarse en esta carrera tecnológica implica una desactualización que puede llevarnos a la obsolescencia y todo lo obsoleto es al final, desechado.

Por eso, no debemos dejar de estudiar, siempre preparándonos, manteniéndonos actualizados en el ramo que hemos decidido desarrollar nuestras capacidades sin olvidar que la computación, las herramientas tecnológicas son precisamente eso, herramientas y que la calidad humana se da en la medida que nos formemos como seres humanos a través de la lectura, la escritura, la reflexión que implica nuestra relación con los otros. Sí, lo sé, ¿a qué hora? y yo les respondo: si no es ahora, ¿cuándo?  Recuerden la carrera con la vida pero si quieren algo más fuerte, puedo utilizar una frase en latín, memento mori que significa en español: recuerda la muerte.

Sólo recuerden, por favor, sí hay que celebrar. Este logro no se escatima pero como todo en la vida es un peldaño para el siguiente aunque algunos se les ha olvidado eso e insisten en vivir al día. ¿Qué van hacer mañana?

Gracias.
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Ollin Tlatoa por José Daniel Guerrero Gálvez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
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